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¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado hablar sobre la importancia de visualizar lo que queremos? ¿De vernos viviendo aquello que deseamos? Si bien esto trabaja sobre nuestra mente inconsciente, hoy daremos una herramienta aún más poderosa para ponernos en armonía con lo que deseamos. Hablaremos de PROYECTAR

Y lo diferenciaremos de la visualización entendiendo que en un proceso de visualización, nos vemos a nosotros mismos como parte de una película, como si lo estuviésemos viendo desde afuera. Mientras que cuando practiquemos la proyección vamos a sentir la experiencia como si efectivamente nos estuviese ocurriendo, en primera persona.

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Cuando por ejemplo tenemos el deseo de comprarnos un auto, el ejercicio de proyección, incluirá el tomar la manilla metálica fría, abrir la puerta, sentarnos en el asiento del piloto, sentir el olor a cuero y plástico jamás usado, sentir cómo nuestras manos tocan el volante, cómo nos ajustamos para que nos quede a medida el asiento, presionamos el botón de encendido, nos percatamos de la vibración, dirigimos nuestra mirada a los retrovisores, los ajustamos, vemos exactamente lo necesario, apreciamos con todos nuestros sentidos lo que forma parte de esa experiencia.

Si nos adueñamos de esa proyección, si cerramos nuestros ojos y nos metemos en ese papel, nuestra mente apreciará esa experiencia como propia y el repetir el ejercicio condicionará nuestra mente para “atraer” a nuestras vidas, aquello que en nuestra mente ya vivimos.

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Lo mejor de este tipo de ejercicios, es que nos colocan en un estado anímico favorable, desde donde es más fácil sintonizar con aquello que queremos crear en nuestras vidas. Y de esta forma de manera deliberada nos enfocamos en lo que sí queremos en lugar de hacerlo en lo que no, que es como normalmente nos enfocamos.

Estamos programados para ver lo que no nos gusta, para enfocarnos en el punto negro en la hoja blanca, para desmeritar lo que sí tenemos y sentir que necesitamos lo que no, para hablar de lo que no nos hace felices, en lugar de lo que sí… Luego, ¿en dónde tenemos nuestra lupa? ¡Magnifiquemos lo que sí queremos! Seamos conscientes de lo que pensamos, sentimos, recordamos, imaginamos, decimos… Esto determinará lo que llega a nuestras vidas.

Practicar la proyección nos ayuda a vivir aquello que deseamos, a atraer lo que sí queremos y a reprogramar nuestra mente con lo que nos representará mayores beneficios. Dedícale a esta práctica unos cuantos minutos al día y disfruta de tus logros.

Sé responsable de lo que creas para tu vida.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet