Bert Hellinger nos dice que “los padres siempre acompañan a los hijos, sin importar si están presentes o ausentes”. Ellos siempre están en los corazones de los hijos.
Así como la energía de la madre se relaciona con algunas cosas de la vida cotidiana, la energía del padre se relaciona con otras. El padre y lo masculino te permiten reconocer los límites de aquello que te ayuda a saber de dónde vienes, a dónde vas y hasta dónde llegar; te permiten concretar proyectos, independizarte y avanzar hacia la madurez. Todo esto es gracias a la capacidad de lo masculino de cortar con aquello que te impide avanzar, moverte y crecer.
La figura del padre es determinante. Desde el punto de vista astrológico el padre es el sol, en los arquetipos es el héroe, en la mitología es Zeus. El padre es nuestra conexión más inmediata con el mundo real, lo material, lo práctico, lo que podemos tocar. papá es acción, determinación, voluntad, poder y reconocimiento.
Por eso, cuando tenemos problemas para reconocer nuestro valor o nos cuesta empoderarnos para asumir las riendas de nuestra vida hacia el éxito, es hora de “reconciliarnos con papá”. Papá es el ancestro que rige nuestra relación con la profesión, los estudios, el rumbo que tomemos, nuestras acciones.
También rige los órganos del lado derecho de nuestro cuerpo y el hemisferio izquierdo encargado de la lógica y el aprendizaje formal. Si notas que alguna de estas áreas de tu vida está estancada conversa con tu padre, esté vivo o no, lo hayas conocido o apenas lo recuerdes, lo tengas en frente o a kilómetros de distancia, deja que tu alma converse con la suya.
Repasa su relación, la historia que los unió o une. Pudo haber sido cualquier otro, pero resultó ser él y esa coincidencia perfecta de tiempo/espacio te dio la vida. Agradece esa bendición. Recibe a papá en tu corazón, siente su presencia protectora y avanza con paso firme porque no estás solo.
“El Padre nos muestra el mundo”