Las mujeres de hoy en día somos mucho más independientes que las de antes, vemos la vida de manera más objetiva, buscamos soluciones y no nos rendimos ante nada. Esto ha hecho que nuestra visión del amor cambie, pues queremos un compañero que pueda complementarnos, que nos ame tal cual y que no nos retenga en nada.
En la actualidad las mujeres hemos tomado una figura femenina que nos impulsa y nos motiva, una de ella es sin duda Frida Kahlo. Ella fue una escritora y pintora mexicana muy famosa y su vida no fue nada fácil.
Frida padeció de varias enfermedades que la dejaron postrada en una cama por muchísimo tiempo, quedó estéril, sufrió en su vida amorosa y en momentos llegó a sentirse la peor persona del mundo, sin embargo, sus escritos y pinturas lograron sacarla adelante y ahora, son esos fragmentos de arte los que inspiran a miles de mujeres alrededor del mundo.
“Mereces un amor que te quiera cuando estés despeinada,
incluso aceptando los motivos que te hacen despertar deprisa,
y con todos aquellos miedos que no te permiten dormir.
Mereces un amor que te haga sentir segura,
Que se coma el mundo solo cuando toma tu mano,
Que sienta que tus abrazos encajan perfectamente con tu piel.
Mereces un amor que anhele estar a tu lado,
que visite el paraíso con solo mirar tus ojos,
y que no se aburra jamás de leer tus expresiones.
Mereces un amor que te escuche cantar,
que apoye todas tus locuras,
que respete que eres libre,
que te acompañe en tus vuelo,
que no le asuste caer.
Mereces un amor que aleje las mentiras,
Que atraiga la ilusión,
el café,
la poesía.”
Sin duda, este es uno de los poemas más influyentes de Frida, hace reflexionar en un instante y nos inspira a buscar un amor que realmente valga la pena. No necesitamos a un amor que nos quite esperanzas, ilusiones o el amor propio, merecemos a alguien que nos de esos aspectos, afiance el cariño y fortalezca lazos. Eso es precisamente lo que nos dice Frida con este bellísimo poema.
No se trata de tener un compañero y vivir infelices, se trata de que se quieran y se complementen el uno del otro, que luchen y aprendan juntos y que sin importar las diferencias que puedan tener, se amen y se respeten hasta el final.
Si puedes ser tu misma con esa persona, sin esconderte y sin reprimir tus deseos o pensamientos, entonces has encontrado al sujeto perfecto, a tu otra mitad, aquel que te acepta hasta en tus peores momentos y te ama aún más en las mejores situaciones de tu vida.