Acabamos de salir de unas fechas en las que hemos pensado mucho en los demás, hemos intentado sacar tiempo para la familia, hemos hecho regalos e incluso nos ha salido la “vena” caritativa.
Dar es precioso, nos enriquece, es sano y además es una actitud que embellece a las personas y al mundo, y deseo de todo corazón que esa característica de «dar» en todo el amplio sentido de la palabra, de ofrecer de corazón, nunca se desvanezca. Ahora bien, recuerda que recibir también es necesario y además y recalco NO ES EGOÍSTA.
No siempre damos cosas materiales, damos nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra escucha, damos uno o mil abrazos, damos nuestros consejos, pero siempre salta un resorte dentro de nosotros que aun no queriendo también queremos recibir, deseamos ser correspondidos, por lo menos con lo mismo o con el mismo afecto que nosotros entregamos y esto a veces no es reciproco, no sucede. Sin embargo hay personas que lo de «recibir» lo tienen absolutamente vetado por su subconsciente, como si recibir fuera algo malo.
Estas personas que no se permiten recibir o que literalmente no reciben esa carga de energía positiva de los demás, de la gente más próxima a ellos, suelen agotarse emocionalmente porque llevan mucho tiempo dando. Se cansan de la vida, no se sienten apreciados y empiezan a enfermar primeramente sintiendo dolores, porque como dije agotan sus víveres y comienza ahí su descenso a los infiernos por la carencia de amor, y no es que sea tal, sino que su estado emocional bajo mínimos no les deja percibir que incluso el disfrute de un paseo les puede llenar el alma de amor, por ejemplo.
Todos precisamos de un equilibrio entre «el dar y el recibir» porque si no es así necesitaremos un tiempo extra para descansar, para llenar nuestro vacío, para llenarnos de amor. Y ya que dar es una necesidad humana, también hay que aprender a recibir; recibir los regalos de la vida, de la naturaleza, de una sonrisa, de un ¿cómo estás?, de una mirada, e incluso aprender a recibir los sinsabores de la vida que nos harán crecer y aprender. No siempre se recibe como uno quiere.
Cada vez que tú te regalas algo y no tiene por qué ser algo material, tu cuerpo emocional lo multiplica, lo amplifica, sintiendo bienestar entonces, entiende que para poder seguir dando tienes que llenarte, llenarte de ti para no esperar nada a cambio. ¿Me has comprendido?
Ahora aprende a regalarte y a recibir de ti esos momentos de calma, o de locura.
Momentos en los que puedas llenarte de energía positiva. Encuentra tu mejor fórmula, vuelve a hacer magia en ti. Y pide ayuda si así lo necesitas. Y explica cómo te sientes. Permítete en mayúsculas