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El pasado es parte de quienes somos, incluso los errores y sufrimientos del pasado lo son. Pero a veces le damos demasiada importancia al pasado y lo convertimos en nuestro eterno presente.

¿Por qué nos aferramos al sufrimiento?
¿Por qué no olvidamos? ¿Por qué nos seguimos comiendo la cabeza por el pasado?

“Hoy es el día perfecto para proponerme cambiar las cosas, pero también es bueno recordar porqué un día me sentí tan mal”.

«Pensé en el amor que se fue y que nunca más regresará, en la esperanza perdida, en esa mirada interminable como queriendo detener el tiempo y regresar atrás»…

Pero atrás no hay nada bueno ni rescatable, atrás sólo hay heridas, olvido, dolor y la indiferencia de la persona que se fue. Y pese a todo, se han formado murallas en el alma de quien no quiere dejar el pasado ir.

¿Por qué negarnos a ser felices? ¡Basta! ¡Basta de pensamientos que destruyen el alma y los sentimientos! Todo esto sólo provoca que nos convirtamos en nada o en nadie, así que ánimo, hay mucho más por lo cual vivir, conocer y descubrir. Queda mucho por descubrir dentro de cada una de nosotros, mucho más que aún podemos hacer y dar… Dar, sí, dar, esa acción que nos hace más nobles y dignas.

Cuando se cierra una puerta, otra se abre.

Por lo tanto, hoy repasa tu vida pero decide ser feliz,
viviendo cada día como si del mejor se tratase.

Donde antes había dolor, ahora ya no lo hay,
pues queda la esperanza, así que mira la vida con amor.

-Autor Anónimo-