Cuando tenemos un problema, o pasamos por dificultades siempre pensamos en pedir, ya sea un consejo, o alguna ayuda, nos encontramos en necesidad, y requerimos de algo para poder estar bien.
Muchas veces no valoramos los momentos en los que podemos dar, cuando damos sentimos que hacemos algo por alguien y quizá pasa desapercibida esa oportunidad.
Dar es un privilegio, y no hablo de cosas materiales, puedes dar una sonrisa, saludar, dar un abrazo; es una oportunidad que debemos agradecer porque no siempre tendremos esa oportunidad.
Revisando algunos libros encontré un pequeño poema de Amado Nervo que trajo todos estos pensamientos y por ellos quise compartirlo.
“Todo hombre que te busca va a pedirte algo: el rico aburrido, la amenidad de tu conversación; el pobre, tu dinero; el triste, un consuelo; el débil, un estímulo; el que lucha, una ayuda moral”
Todo hombre que te busca, de seguro va a pedirte algo. ¡Y tú osas impacientarte! Y tú osas pensar: ¡Qué fastidio! ¡Infeliz! La ley escondida que reparte misteriosamente las excelencias, se ha dignado otorgarte el privilegio de los privilegios, el bien de los bienes, la prerrogativa de las pregorrativas.
¡Dar!… ¡Tú puedes dar! ¡En cuantas horas tiene el día, tu das, aunque sea una sonrisa, aunque sea una palabra de aliento! ¡En cuantas horas tiene el día te pareces a Él, que no es sino dación perpetua, difusión perpetua y regalo perpetuo!
Debieras caer de rodillas ante el Padre y decirle: “¡Gracias porque puedo dar!
¡Padre mío! ¡Nunca más pasará por mi semblante la sombra de una impaciencia!”
En verdad os digo que vale más dar que recibir