A menudo, el dolor va acompañado de una reacción mental estresante, nerviosa, llena de ansiedad y de miedo…, de una avalancha de relatos sobre lo que ocurrirá o no ocurrirá en el futuro. Siento dolor (o miedo o tristeza o cualquier sentimiento desagradable) justo ahora, pero estoy preocupado por cuánto durará, por cuándo terminará o si terminará algún día, por cuánto puede intensificarse. ¿Durará este dolor el resto de mi vida? ¿Se mantendrá como es ahora, o se hará más agudo? ¿Qué pasa si se vuelve insoportable? ¿Qué pasa si acaba matándome? ¿Qué pasa si…?
Se diría que la mente siempre quiere hacer que todo parezca peor de lo que es en realidad. Si te fijas, verás que tu relato de la realidad es siempre mucho peor que la realidad en sí. En la realidad, jamás vas a tener que enfrentarte más que a este momento de dolor. Solo a este momento. Solo a lo que está sucediendo ahora mismo. En el relato, tienes que enfrentarte al dolor en el tiempo. En el relato, ¡ tienes que enfrentarte a todo el pasado y el futuro del dolor! Puedes incluso convencerte a ti mismo de que tienes que enfrentarte a toda una vida de dolor, lo cual suena demasiado insoportable incluso como pensamiento; es, literalmente, la idea que la mente tiene del infierno. Pero, en la realidad, la vida siempre es clemente contigo: solo te da este momento, y nunca tienes la experiencia real de una vida de dolor. En la realidad, no existen los conceptos de «siempre», «para siempre» o «sin fin». El infierno es producto del pensamiento, nada más.
(Jeff Foster de su Libro La mas profunda Aceptación).