Los abrazos… sin duda mientras más apretados, más alivian, más nos reconfortan y nos hacen sentir, al menos mientras dure, que todo está bien y lo mejor de todo, que no estamos solos.
Puede que esto que estemos viviendo sea la oportunidad perfecta para aprender a valorar ese contacto cálido que está siempre a nuestra disposición y no todo el tiempo lo aprovechamos. A veces ocurre que queremos justo lo que no podemos tener. Pero lo bueno es que esta condición no será eterna y antes de lo que nos imaginemos vamos a tener esa oportunidad nuevamente de fundirnos con alguien en un abrazo y sentir por un instante que compartimos un mismo corazón.
Los abrazos nos devuelven las fuerzas, parecen uno cargadores portátiles, que llevamos cada uno para que otro pueda restablecer sus niveles naturales de bienestar y de conexión, no solo con quien abraza, sino con su propia naturaleza, en donde todo siempre está bien.
-Existe más poder en un fuerte abrazo, que en mil palabras bien articuladas.
–Ann Hood
El abrazo nos dice muchas veces más que las palabras. Un abrazo nos hace sentir protegidos y/o sentir que protegemos, nos hace sentir uno con alguien más y mientras más cercano sea el vínculo, más potentes son los efectos beneficiosos.
En este momento mi lista es larga, mis ganas de abrazar son enormes… Incluso a esas personas que normalmente no veo, pero habitan en mi corazón, quisiera poderlas tomar a todas y que sintamos esa unión donde nos sentimos imbatibles, indetenibles. Pero para estos momentos podemos usar la energía del amor, esa que viaja y traspasa paredes, que recorre kilómetros, que llega hasta donde no podemos estar, pero ella sí. Esa energía es la que nos debe sostener hoy y hacernos sentir más fuertes que nunca, más cuidados que nunca, más cercanos de lo que jamás hemos estado.
Y no solo de nuestras familias, de los seres que amamos, sino de todos los habitantes del mundo, que hoy se unen por una sola causa, la conservación, la protección de la vida, de la nuestra, de la de quienes amamos. Hoy estamos más unidos y más apretados que en cualquier abrazo.
Solo es cuestión de tiempo que las cosas se aligeren, mientras tanto es importante aprender a suplir las demostraciones de afecto, debemos aprender a decirle al otro que estamos, aunque no nos podamos ver, aunque tengamos que estar lejos y entender que lo que nos mueve a acatar esto es el amor.
La vida nos regala momentos para todos, esta vez nos impuso un tiempo para hacer introspección, para abrazarnos a nosotros mismos, para cuidarnos e incluso para conocernos… Hoy el apretón va hacia adentro, pero el amor se extiende por todo el planeta.
-Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente, y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
–Gabriel García Márquez.
Si en este momento estás con tus seres queridos no pierdas oportunidad para apretarlos en un abrazo, para hacerles sentir que no importa lo que pase, se tienen los unos a los otros. Esta es una oportunidad para reconectar, incluso con la persona que tenemos diariamente al lado, pero no vemos, bien sea por tiempo, por ganas, por distracción… Ahora puedes hacer sentir tu amor… que no falten los abrazos… Sabemos que puede haber momentos de tensión, de hastío, de rebeldía, pero trabaja para que el amor predomine en cada acción y en cada palabra.
Tú no puedes cambiar al otro, pero sí puedes determinar tus propias pautas y de seguro si tú mantienes la disposición de que predomine la armonía, esa ola arrastrará al resto. Sigue a tu corazón y acércalo a quienes amas, tanto si los puedes abrazar o si solo puedes enviarles tus buenos deseos, tu buena energía, tu esperanza y la fe en que pronto todo se va a resolver y sin duda se celebrará con un fuerte abrazo.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet