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Con los tiempos que corren…
Vamos a cuidarnos y a protegernos…es una buena práctica hacerlo desde que despertamos hasta que nos dormimos.

Nos toca desarrollar el arte de manejar el tiempo…dosificarnos, a cada ratito que nos nazca o nos provoque hacerlo y, como la mejor medicina, una pastilla de buenos pensamientos, saborearla en la lengua, despacio y silenciosa, hasta dejarla caer en el estómago ya medio diluida por el camino y, desde ahí, sentirla llegar a nuestra sangre…a nuestras células…a todas ellas, incluidas, por tanto, las neuronas, las del cerebro y, las del corazón, que también haylas.

A la par, respiremos profundo llenando nuestros pulmones mientras sentimos el vaivén de nuestro diafragma ascendiendo y descendiendo, como un fuelle, masajeando los órganos internos de nuestro pecho y de nuestro abdomen.

Y…mientras tanto, por momentos, saborear un sentir transparente y luminoso que nos inunde por dentro y, sigamos respirando una intención que nos permita recorrernos por todos los rincones…y, que nos lleve al viaje de estar con otros compartiendo nuestro amor…haciéndolo llegar allí donde nos plazca o haga falta.

Todo esto, con el añadido de la serenidad interna del corazón que busque sacarnos del mal rollo que puede provocamos el pensar que toda esta situación pueda estar manipulada desde las altas esferas del poder más negro, con todo el respeto a este color, para nada responsable de cuanto nos anda ocurriendo con este virus coronal.

Nos interesa el interior, no lo que llega de afuera. Nos interesa ser desde nuestras propias fuerzas inspirando la asistencia de una fuerza de luz que se nos presta y nos asiste en cada respiro o en cada pensamiento saludable.

Recojámonos en esa sensación a modo de un juego de «estar meditativo», a modo de «un estar en la consciencia luminosa» de inspirar luz, de llenarnos de ella y de abrirnos para permitir que de nosotros salga, después de que la luz nos haya inundado por dentro, que salga lo que nos sobre de preocupación…de agobio…de miedo.

Eso no es nuestro.
Eso está provocado desde afuera…y lo hacemos y lo sentimos como nuestro cuando bajamos nuestra guardia o nuestra vigilancia interna.

No nos convirtamos en presas de un pánico instrumentado que no nos pertenece.
No lo hagamos nuestro.

Lo nuestro es el interior sereno y creativo…luminoso y certero en el amor que nos cuida y nos despierta para permitirnos ser nosotros.

Permitámonos ser nosotros desde nuestros pensamientos sencillos y llenos de creatividad.

Permitámonos ser nosotros desde nuestro sentir sincero, transparente y luminoso.

Permitámonos ser nosotros desde el amor que nos inunda y nos despierta en los latidos más solidarios y más llenos de bondad.

Nos merecemos ser lo que verdaderamente somos por dentro.
Y este tiempo de recogimiento, nos permite sentir nuestro interior…redescubrirlo…
crecerlo…y disponerlo para nuestra salud y nuestra dignidad de seres y/o espíritus libres.

¡Permítete sentirlo para vivirlo!

Te lo deseo de corazón.
Hoy, que también te deseo la felicidad…la dignidad y la libertad que te mereces.

-Autor: Javier Martínez, alias Ulha Maleva-