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Reunirse no es juntarse. Reunirse es volverse a ser UNO. Esto es una reunión, ustedes la están haciendo. Y la reunión empieza contigo mismo, vuelve primero a ser UNO contigo, con quien en verdad eres. Deja a un lado tus creencias, tus preferencias, tus anhelos, tus miedos porque no son tuyos, no son lo que tú eres. Son experiencias del vehículo. Para hacerte UNO entonces, sepárate del vehículo, obsérvale simplemente y ve al UNO que eres, que es el mismo que somos todos; que es el mismo que TODO ES.

Encuentra en ti en este momento esa sensación, ese estadío de Ser el que se ES; lo que ES, lo único. Poco a poco, deshecha cualquier cosa que obstaculice tu experiencia de Ser, simplemente de Ser.

Deja incluso la creencia de Ser, a un lado; deja a un lado tu intención de ser, de iluminarte porque todo ello es creación de tu mente y, como tal, limitada.

Cualquier cosa que te digas que eres, no es, pues ¿cómo puede contener la mente el infinito que tú eres? Por lo tanto, el trabajo no es buscar llegar a Ser, a experimentar algo especial o a la iluminación. Iluminado eres porque tu esencia es la Luz misma. Infinito eres, no hay concepto o definición posible, es soltar más bien el proceso empezando claro por creer, por tener la fe de Ser quien eres: ese infinito incomprensible para la mente solo en la fe cabe, es posible. Déjate ir, abandónate, en ese vacío, en ese infinito… suéltate. Y cualquier miedo, concepto, recuerdo, miedo o aspiración, simplemente déjala pasar, obsérvala pasar… que se vaya. Nada te define. Nada te contiene. Nada te limita. Siéntelo…

Da el paso al vacío, a lo incomprensible, a lo inexplicable. Da un paso a la locura y toma la libertad.

Soltando todo: tu misma identidad, tu mismo nombre, tu historia. Bórralo todo y date cuenta qué queda, ¿acaso desapareciste? O más bien ¿tomaste fuerza? ¿Recobraste tamaños?

(Pausa de Silencio)

Síguete expandiendo en la medida que quitas obstáculos y limitaciones, y la mente se acalla, y solo te deja sentir el milagro de la vida, de la existencia, de la única Vida, del SER.

Agradece a tu cuerpo que te permite sentirlo y edúcale para que no más te limite haciéndote pensar, haciéndote creer y sentir que es él, el vehículo, la historia, el nombre. Es tu vehículo y como tal ámalo, como tal cuídalo, como tal respétalo, mas no te identifiques con él, no más te limites a él.

Ser capaz de vivir así, en la consciencia de Ser quien eres, utilizando el vehículo sin limitarte, manteniendo la consciencia del infinito que eres, eso es iluminación. Iluminación no es un estado mental, es la manifestación espontánea del Ser cuando sueltas miedos, creencias y expectativas con las que te has confundido e identificado.

Con soltar te das cuenta que eres Luz, que siempre has estado iluminado porque has sido la Luz misma.

Soltar los miedos no es luchar con ellos, es entenderlos. Han sido necesarios para la sobrevivencia del vehículo que habitas, pero son miedos del vehículo, no te pertenecen a ti. Y lo mismo puedo decirte de tus grandes logros, pertenecen al vehículo no a ti. Más logrado de lo que ya eres, imposible; ¡eres Dios mismo!

Pon entonces cada experiencia, cada pensamiento y emoción en su lugar. Lo que pertenece al vehículo en el vehículo déjalo y recobra, instante a instante de cada día, la consciencia de quien en verdad eres, del infinito que eres y, ante cualquier experiencia que te confunda, que te entristezca, que te preocupe o incluso que te enorgullezca, pregúntate ¿quién soy? Y, simplemente, haz la pregunta mas no des respuesta, porque nuevamente: No hay respuesta posible que tu mente limitada pueda dar al Infinito que tú eres. Simplemente ponle a la mente la pregunta y, la mente, por sí sola, entenderá y volverá a armonizarse para permitir tu manifestación como aquél que eres.

Ese es el trabajo de reunirte contigo mismo: ¡de hacerte UNO con el que eres! Para que cuando con otros te encuentres puedan hacerse UNO como lo que son, como lo hacen hoy, en mi nombre.

Gracias, gracias por hacerse UNO, por reunirse en el Amor. Así unen al mundo, así manifiestan la Paz, así reflejan la Luz que el Hombre necesita hoy. Empezando por la unión de ustedes mismos con quien en verdad son.

Sigan haciendo este trabajo cada día, cada instante, preguntándote quién eres, cuestionando a tu mente para que esta se acalle y espontáneamente se manifieste un poco más de la infinita esencia que eres.

Todo está dado, la mesa está puesta, la plenitud está a tus pies, solo tienes que tomarla dejando a un lado tus creencias de limitación. No hay nada que resolver, solo hay que manifestar lo que ya es, lo que ya está, lo que ya eres.

Donde haya guerra trae la Paz, donde haya oscuridad enciende la Luz, donde haya miedo trae el Silencio y la Armonía.

Con tu sola presencia, como la que está aquí hoy.

Que así sea.

(Pausa de silencio)

Desde esta consciencia es que puedes verdaderamente entender el dolor, cada dolor como dolor de parto; no como castigo, no como equivocación, sino como el anuncio del nacimiento de la Luz, de ti, de mí, de Dios.

Desde ahí generas Paz en la turbulencia que estamos por vivir, desde ti, desde tu consciencia de Ser.

(Se empieza a escuchar el viento, cada vez más fuerte…)

¡Benditos tiempos de limpieza!
¡Bendito tiempo de despertar!

Eres quien eres y por siempre serás. No temas aquí estás, aquí estoy, aquí estamos en UNIÓN en el Uno que somos, para lo que venga.

Amén.

(Silencio)

Viento de limpieza…

José A. Martí