Cuántas veces pensamos que la vida no es justa ¿verdad?…
Permítanme decirles, aunque parezca mentira, que la vida es más justa de lo que parece, y que desde luego tarde o temprano, vemos que este refrán se hace evidente; “uno cosecha lo que siembra”. Y no lo digo desde la parte ofensiva o vengativa, sino desde el conocimiento de las leyes universales que rigen todos los patrones mentales.
Para despersonalizar una ofensa que nos hacen, debemos reflexionar mucho antes de caer en la tensión, en una misma replica o en el rencor. Es difícil, lo sé, pero ahí tenemos una prueba para medir nuestro estado o nivel de consciencia. Piensa que cada persona acarrea una cuota de sufrimiento, contradicción, debilidad, y capea sus tormentas internas como puede. Quizá te tocó aguantar una de sus descargas emocionales, pero tienes que saber que tarde o temprano, a esa persona le tocará aprender de sus propias consecuencias o de sus ofensas. Por eso, no nos convirtamos en jueces de nadie, y aunque tengas que alejarte de esa persona o no apruebes su conducta, permítete el sentir compasión porque él, todavía no dispone del regalo que supone el tener una consciencia despierta.
Quédate en tu silencio nutricio y siente que la vida no es solamente justa o injusta; es consecuente, y lo es para que aprendas a discernir, para que aprendas a sacar de ti el arte de amar por encima de todo lo demás y para que sepas ver lo que hay tras cada acto disonante.