“La magia solo dura mientras persiste el deseo” Jorge Bucay
Hacer que lo imposible sea factible. Que la percepción de la realidad cambie según el prisma desde la que es observada. Que la certera ilusión se convierta en verdad. Que la máscara no pueda ocultar la realidad. Que lo mejor del otro salga a flote. Todas estas son virtudes que el mago interior pone en evidencia cuando la alquimia del amor hace que se encienda el fuego de un corazón que transmuta.
En el acto de magia emergen el aprecio y la gratitud. La sombra desaparece porque el asombro no tiene fin. La razón y la lógica levitan en un estado que no pareciera modificarse porque se suspenden en la admiración vestida de fantasía. Se asoma el tren de aterrizaje de los sueños para anclar con fuerza los anhelos que darán paso a los logros.
Ese mago interior hace que lo habitual se transforme en extraordinario. Es un depositario de felicidad extrema. Impresiona y deja huella porque hay ímpetu en cada movimiento. Integra porque agota las barreras. Hace visible lo ficticio y hasta permite crear lo que la imaginación aún no contempla. Propicia que un encuentro y una mirada generen el magnetismo suficiente que permita la unión de dos seres por siempre.
Ese misterio de la magia es capaz de despertar una sonrisa en el eterno aprendiz para que cada intento se convierta en un sueño por realizar, repleto de entrega e ilusión, de vehemencia y fuerza de intención. Enriquece y potencia cada experiencia de vida porque invita a renovar lo ya conocido con entusiasmo insaciable. Retira obstáculos y elimina fronteras para que la cercanía permita el calor suficiente como para que la semilla germine y se reconozca portadora de vida inagotable.
Que el encantamiento no termine jamás, para tener siempre un pretexto que posibilite el gozo con lo elemental y que se combinen las notas en la música del alma para vibrar con lo más profundo de lo humano, como ambientando la rima de la más pura de las poesías escritas en nombre del amor. Que las alas se desplieguen para emprender el vuelo que permita contemplar desde las alturas todo lo que hemos trascendido en señal de una conquista que empezó como una quimera y que hoy nos dice al oído que esto es apenas un pedacito de lo que ha de revelarse.
Que ese mago interior te siga encontrando dispuesto y receptivo a emociones que te exciten al límite y que sigas siendo cocreador de los mejores escenarios para su majestad, la magia…
Autor: Alejandro Posada Beuth