Cuando somos capaces de amarnos a nosotros mismos, más allá de una palabra, podemos permitirles la entrada a nuestras vidas a personas que estén alineados con lo que nosotros sentimos por nosotros, personas que nos amen y nos respeten en concordancia con lo que nosotros irradiamos.
De qué nos sirve amar locamente a alguien si a nosotros mismos no podemos ofrecernos bienestar. Ningún amor hacia una persona, ninguno, debe superar el amor propio, del amor propio debe derivar todo lo demás… Y resulta que mientras más nos amamos, más nos aman, más nos quieren cerca, más nos valoran y nos respetan, nuestro entorno se vuelve más agradable y las oportunidades se abren mágicamente ante nosotros.
Aprendamos a escuchar nuestro cuerpo, aprendamos a cuidarnos, a cubrir nuestras necesidades, cada uno de nosotros es capaz de todo lo que se proponga, siempre y cuando nos conectemos a nosotros mismos, siempre y cuando mantengamos la mejor relación con nosotros mismos, que cuidemos y sanemos nuestro niño interno, que nuestra felicidad no dependa de ninguna persona externa a nosotros o de alguna situación, que sea nuestro estado interior, que sea nuestra conquista resultado del autoconocimiento, autovaloración y autoestima.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad – Facundo Cabral